daniela

para todos aquellos que no sabemos bien por qué nos sentimos solos y menos por qué desde siempre.
pero el olor permanece", Boris Vian
ya decía yo que te iba a recordar
que en alguna fisura de esta débil memoria brotarías,
así como asomándote de un sueño
con tus ojos bien abiertos
y todo el olor de esos años evaporando su materia
para que ineludiblemente me haga cargo de esta historia
porque pude haber extraviado todo el amor que dibujé en tu boca
pero ya ves
regresas
y la salvia sobre la tabla
-A las diez de la noche supo que estaba perdido.
-¿Eso dijo él o tú tienes el dato preciso de la hora en que él pensó que estaba perdido?
-Es que no hace falta ser mago para comprender que en el momento que él recibía ese upper-cut el reloj marcaba las diez.
-Pero es que eso no demuestra para nada que él pudo ver el reloj que tú citas en el momento exacto en que le descarrilaban la mandíbula.
-Muchacho, tú no sabes nada de boxeo, un peleador siempre está conciente de la hora.
-¿Aun cuando segundos después cayera a la lona inconsciente?
-Aún así.
-¿Por qué?
-Por que apenas comienza un round esperan que suene la campana.
-Y eran las diez.
-Las diez.
-¿Sabías tú lo de su abuelo?
-Joe Malone, un welter, rápido como pocos, aunque con una derecha débil.
-Escuché que también cayó nocaut a las diez de la noche.
-Eso no es extraño, muchacho.
-Y su padre, El Leñador Malone.
-Cómo repartía ese.
-¿Por qué El Leñador?
-Era un tronco, pero pegaba más fuerte que Bonavena.
-Cayó a la lona a las diez.
-A las diez cayó El Leñador.
-¿Y no te parece extraño?
-No, señor.
-Ayer peleó ese negro pelirrojo...
-Mercury, George El Potro Mercury.
-Ese, ¡Ah, que no sabes a qué hora lo tumbaron!
-A las diez.
-¿Y aún así no te parece extraño?
-Muchacho, los combates televisados generalmente comienzan a las nueve y media, lo que significa que a las diez de la noche van por el round ocho, a esa altura ya se han lastimado suficiente, es normal que uno de los dos caiga.
-¿Qué dijo el médico?
-Nada, lo de siempre, garabatos técnicos que uno no comprende.
-¿No ha despertado?
-No.
-Ya va a cumplir un día entero así. ¿Esa que está hablando con el médico es su mujer, no?
-Sí.
-Está llorando.
-Sí, creo que debemos irnos muchacho, ya no hay nada que hacer aquí.
-Sí, viejo, ya son las diez de la noche.
porque todo este tiempo estuve arrebatando arena de tus ojos
enumerando grano a grano cada derrota
cada beso torcido
cada palabra muerta
intuyendo que todo ese ejercicio no era más que una letanía
aun así dibujé soles en tus paredes vacías
y quise habitarte flor en tu boca
pero estoy aquí
empuñando la arena de un mar imaginario
salado y vacío como ciertos muelles
como algunos barcos