para todos aquellos que no sabemos bien por qué nos sentimos solos y menos por qué desde siempre.

lunes, 25 de junio de 2007

Canciones Tristes


Todas las canciones se parecen, me dijiste, con los ojos vidriosos y ese acento tan propio de Mataderos. Al principio me pareció otra frase más, como la vez que me dijiste que García componía en inglés y yo miré a Daniela de reojo, buscando su eterna complicidad. Muchos años después habría de toparme con esa verdad ineludible y no pude sino reír, y claro, era como la película del gran pez: mentiras tan ciertas que nos lavan los ojos y nos devuelven la fe, la fe de que las vacas vuelan y que el oro de California está escondido bajo la Plaza Baquedano. Todas las canciones se parecen, boludo, son como las nubes, sólo necesitan un poco de atención. No fue sino leyendo a Fresán que me acordé de esta anécdota. Canciones Tristes se llama el pueblo que habita en la velocidad de las cosas. Me pregunté qué canción me parecía triste, me transportaba hacia el borde de ese abismo, esa inmensidad que se descubre cuando las notas de una canción, una canción triste, taladran la pecera y el agua comienza a caer, con peces y algas y todos los sueños. No encontré ninguna en particular, ni una sola que se llevara el título de Canción Triste. Fue entonces que recordé esas palabras, palabras que son tuyas, Marcelo, que se parecen a todas, a todas las canciones. No sé qué hacer para doblar la esquina y abrazarte.