para todos aquellos que no sabemos bien por qué nos sentimos solos y menos por qué desde siempre.

jueves, 31 de agosto de 2006

presentación de personaje

Ni siquiera se le había pasado por la cabeza que aquello podría llegar a ocurrir, que la mano que baraja los naipes del destino pudiera haber dejado unidas dos circunstancias tan lejanas de quedar unidas como el agua y el aceite. Entendamos primero que él no creía en el destino, menos en una mano que lo barajara, es decir que aunque aquello ocurriera, y de hecho estaba sucediendo así, no había en ello otra cosa que la casualidad y no la causalidad, asunto que para él era el noventa por ciento de las veces confundido por la gente. Por lo mismo no era recurrente en él decir cosas como “Por algo será” o “Dios sabe por qué hace las cosas”. Si algo ocurría era por que sí no más y le resultaba estúpido cuestionarlo desde una perspectiva tan poco fundamentada como pretender que algún elemento ajeno o una fuerza poderosa o divina había sido la causa. Convengamos que este escepticismo no le era favorable ni desfavorable para enfrentar los hechos, era lo que él era y nada más.

viernes, 25 de agosto de 2006

Jazz


Trabajaba en un pub. Era un antro donde se agrupaba la mayor cantidad de drogadictos y borrachos de Santiago. Quedaba en el sótano de un viejo edificio caracol, o sea no había ventilación ni vista al exterior. Una vez que entrabas estabas perdido, de alguna forma te dabas cuenta que no saldrías igual a como habías entrado. Algo tuyo quedaría para siempre encerrado, o más bien enterrado en ese subterráneo. Creo que tenía que ver necesariamente con el asunto del encierro, la falta de oxígeno te dejaba en un estado similar al yoga y si a eso le sumamos alcohol y droga, el resultado era catatónico. Abríamos los fines de semana y a veces los jueves. Yo llegaba cerca de las siete de la tarde y salía a eso de las seis de la mañana, dependiendo del movimiento podía ser antes o después. Regularmente trabajaba en la caja, pero si faltaba el DJ, (en esos años se hablaba del huevón que pone música) lo reemplazaba. Ese era el peor de todos los trabajos. La pista de baile no era otra cosa que la cola del caracol, un sarcófago donde realmente podías morir. La caseta del DJ estaba al final y como era la cola del caracol, o sea era curva, no tenías más visión que esa oscura pista. Era el culo del pub, un agujero negro y sudoroso donde sólo los más osados o estúpidos se animaban a bailar. Entre los osados estaban los drogados, entre los estúpidos también. Yo ponía discos y pensaba mientras cambiaba de tornamesa que si se desatara un incendio estaba simplemente condenado, moriría carbonizado en ese hoyo. A veces pensaba eso, otras no. En general no pensaba mucho, ya saben, el asunto del oxígeno nos mantenía a flote sólo a medias, algunas facultades mentales y motrices simplemente se iban adormeciendo. En la caja era diferente, tenías que estar despierto, si no esos desgraciados te robaban hasta el alma. Además estabas en contacto con la gente, estabas en el medio del huracán y eso te obligaba a estar atento. Abajo, en la caseta, el único contacto que tenías era cuando alguien se te acercaba a pedirte un tema o, peor, cuando alguien quería jalar. Por cortesía te ofrecían una línea y por estúpido uno la aceptaba. Y allí quedabas tieso y neurótico en el agujero negro, mientras veías alejarse al gil hacia la barra. Por fortuna yo pasaba más tiempo sentado en la caja que en el agujero. Tenía la barra a mi lado izquierdo y cada media hora me chupaba una cerveza. Nadie que estuviera en su sano juicio hubiera podido resistir ese trabajo sin chuparse unas cervezas. Nadie que estuviera en su sano juicio habría tomado ese trabajo. Eran tiempos difíciles. Siempre son tiempos difíciles.

lunes, 7 de agosto de 2006

ochentaitres




-Me aburre esta ciudad, hueón.

-Sí, poh, si por eso hay que hacer estos pitutos.

-Y meterse algo a la ñata.

-¡Éjale! ¿Y qué le pasa a este hueón que no llega?

-Tranquilo, si ya se va a dejar caer

-¿A qué hora quedamos con el míster?

-Falta todavía.

-¿Otra piscolita?

-Igual, poh.

-Oye, flaco, ponte otras dos, pero más cargaditas.

-Si el problema es que no sé si voy a estar solo en esto después, tú sabís como es la gente, puede que mi teniente después me haga la desconocida.

-Claro y luego mi coronel se la hace a mi teniente.

-Y mi general a mi coronel.

-Y ahí cagamos todos.

-Claro.

-Puta y después los comunistas culiados dicen que tenemos la sartén por el mango.

-No se dan cuenta los hueones que cada uno de ellos que cae puede arrastrar a uno de los nuestros.

-O más de uno.

-Claro.

-¿Voh estai limpio?

-Lleno de mierda.

-¿A cuántos cargai?

-¿Contando los que tiramos al mar?

-Sí.

-Como quince.

-Chucha.

-¿Y voh?

-¿Contando los que cayeron en enfrentamiento?

-Sí.

-Como veinte.

-Chucha.

-Estamos hasta las hueas.

-Algún día vamos a cagar.

-Mejor pidamos otro copete.

-Sí, aprovechemos el tiempo que nos queda porque después quién sabe qué pasará con nosotros.

-Echo de menos los años setenta.

-¿Qué onda, música libre?

-No, poh, hueón, echo de menos el control total.

-Ah, claro.

-¿Tu creís que mi general se va apernar para siempre?

-Chucha, no sé, hueón.

-Yo creo que el mundo da vueltas y de repente todo se va a ir al carajo y esos chuchetas de los comunistas y los socialistas van a terminar gobernando de nuevo.

-No. No creo.

-Cree no más, hueón, cree, porque ahí nos van a cagar estos giles, cuando empiecen con la cancioncita de los derechos humanos y nos llenen de abogados melenudos en busca de venganza.

-Putas es que si yo fuera pariente de algunos de los comunistas que nos cargamos también armaría la pelota.

-Cada uno sabe por lo que pelea no más.

-¿Y vos, sabís?

-Yo recibí órdenes, no más, Salfate, y órdenes no son ideas.

-Claro, no son ideas.

otra cueca


Mi vida ay las garrafas,

de vino blanco y tinto,

Mi vida que nunca falten,

para ver todo más lindo,

Mi vida ay las garrafas


Pa’ver más lindo, ay sí,

la mugre’l mundo,

Para hacerse el gil,

en lo profundo


(zapateo)



Que alcen sus copas,

llenas de vino

Que amaine el dolor,

es lo que digo


Vasos vacío’, ay no,
Si no me hundo.

jueves, 3 de agosto de 2006

cueca



Fíjate tú que estaba,

la muerte buscando almas,

Por todos lados miraba,

con sus ojos como armas


Fíjate tú que estaba…


Para un entierro ay, sí,

te’stoy cantando

Las rimas de la parca,

me voy llorando.


(Zapateo)


Viene bajando sí,

la muerte’n bote

Con su guadaña ay sí,

que despelote.

Escóndanse en su casa,
por si ella pasa.