para todos aquellos que no sabemos bien por qué nos sentimos solos y menos por qué desde siempre.

martes, 30 de noviembre de 2004

Verbos

Tengo la boca inflamada de palabras y no sé tragar verbos. Los artículos los digiero con cierta facilidad, pero de verdad a mí los verbos me caen pesado. Y no te creas que no he tragado unos cuentos, estoy viejo yo, no soy un pendejo. Lo de los adjetivos es cosa de niños, quién no suelta un adjetivo ante la menor provocación, es lo primero que sale disparado de la boca. Los adjetivos son como obuses que esperan la primera señal de fuego. Pero esos malditos verbos, cómo cuesta digerirlos. Y si piensas que sólo basta con dejarlos escapar, así como quien mira de soslayo y deja caer un muerto, estás de la nuca. En fin, está claro que esta noche no es de verbos, por mi parte voy a dejar por ahí unos adjetivos, para no ser menos, para no evidenciar esta inanidad que me desconsuela. Clara, tenue, diáfana, cándida, lejana, lúcida. La clara faz de la tenue visión de una diáfana y cándida palabra que aunque lejana es lúcida. Bueh, mal día para los verbos, ya tendrán su gloria.