
-Me aburre esta ciudad, hueón.
-Sí, poh, si por eso hay que hacer estos pitutos.
-Y meterse algo a la ñata.
-¡Éjale! ¿Y qué le pasa a este hueón que no llega?
-Tranquilo, si ya se va a dejar caer
-¿A qué hora quedamos con el míster?
-Falta todavía.
-¿Otra piscolita?
-Igual, poh.
-Oye, flaco, ponte otras dos, pero más cargaditas.
-Si el problema es que no sé si voy a estar solo en esto después, tú sabís como es la gente, puede que mi teniente después me haga la desconocida.
-Claro y luego mi coronel se la hace a mi teniente.
-Y mi general a mi coronel.
-Y ahí cagamos todos.
-Claro.
-Puta y después los comunistas culiados dicen que tenemos la sartén por el mango.
-No se dan cuenta los hueones que cada uno de ellos que cae puede arrastrar a uno de los nuestros.
-O más de uno.
-Claro.
-¿Voh estai limpio?
-Lleno de mierda.
-¿A cuántos cargai?
-¿Contando los que tiramos al mar?
-Sí.
-Como quince.
-Chucha.
-¿Y voh?
-¿Contando los que cayeron en enfrentamiento?
-Sí.
-Como veinte.
-Chucha.
-Estamos hasta las hueas.
-Algún día vamos a cagar.
-Mejor pidamos otro copete.
-Sí, aprovechemos el tiempo que nos queda porque después quién sabe qué pasará con nosotros.
-Echo de menos los años setenta.
-¿Qué onda, música libre?
-No, poh, hueón, echo de menos el control total.
-Ah, claro.
-¿Tu creís que mi general se va apernar para siempre?
-Chucha, no sé, hueón.
-Yo creo que el mundo da vueltas y de repente todo se va a ir al carajo y esos chuchetas de los comunistas y los socialistas van a terminar gobernando de nuevo.
-No. No creo.
-Cree no más, hueón, cree, porque ahí nos van a cagar estos giles, cuando empiecen con la cancioncita de los derechos humanos y nos llenen de abogados melenudos en busca de venganza.
-Putas es que si yo fuera pariente de algunos de los comunistas que nos cargamos también armaría la pelota.
-Cada uno sabe por lo que pelea no más.
-¿Y vos, sabís?
-Yo recibí órdenes, no más, Salfate, y órdenes no son ideas.
-Claro, no son ideas.