sábado por la tarde, allá lejos

arrastraba los pies para limpiar la memoria de mis zapatos
gritaba en silencio
rogando que en el asfalto
(adheridos al alquitrán)
desembarcaran todos tus rostros
tus bocas
tus ojos
que ni el más débil sueño
se aferrara a mis botas
así iba yo
así sonaba mi canción:
y el rumor viajaba por mis venas como un sonido de entrañas
como un llanto de ballena ciega
que desanda océanos
rozando de tanto en tanto
el casco de un barco cargado de turistas