para todos aquellos que no sabemos bien por qué nos sentimos solos y menos por qué desde siempre.

lunes, 5 de diciembre de 2005

fragmentos de viaje

De vuelta sobre la carretera, el bus cruza a toda velocidad esas inmensas moles de fierro que unen las perfectas fronteras del cauce de un río, orgullo de un ingeniero del que probablemente nadie en el bus sabe su nombre a excepción del tipo que antes de la detención en el restaurante pensaba seriamente si el motivo de su viaje era producto de una huida y que, luego de haber tenido el tiempo considerable para llegar a una conclusión, por lo menos mínimamente aceptable, ha decidido que no, que no huye de nada, por lo que ahora en su mente sólo cobija un nombre, el nombre de un ingeniero que ha construido un monumental viaducto. Lastarria, dice el tipo que ya no huye y mira por la ventana el lecho del río Malleco que desciende desde Los Andes hacia el Pacífico, ajeno a los avatares humanos y las peleas de los ingenieros chilenos con los constructores franceses. Y si entonces no huye, piensa el único pasajero que ha recordado el nombre del ingeniero Lastarria, cuál es el motivo que lo mantiene en viaje hacia el sur. Sabe que existe una mujer, una mujer que lo ha abandonado y que allí, como dijera Jagger, donde había un corazón sólo hay un enorme forado. Entonces no huye, pues nadie huye de la pena, no hay forma de hacerlo sin enfrentarla. Tomo este bus para sentirme en viaje, para creer que hay un futuro, para pensar que necesariamente voy a llegar a un punto determinado, porque lo hay, porque este bus tendrá que detenerse, piensa él con los ojos fijos en el lecho del río que corre diminuto hacia el mar.

4 Comments:

Blogger Cpunto said...

entonces, cuando pasa por ahí, lleva el dedo índice al agujero, lo hunde y lo mide de memoria, se pregunta si seguirá creciendo, si terminará por borrarlo del planeta,

C.

diciembre 05, 2005 11:01 a. m.

 
Blogger metileno said...

exacto, qué pena , no?

diciembre 06, 2005 12:39 a. m.

 
Blogger Cpunto said...

hasta que en la próxima estación sube la boca en donde perder el dedo otra vez, mire aunque sea por un ratito,
pásele la lengua, que está salado,

muac
C.

diciembre 06, 2005 5:37 a. m.

 
Blogger metileno said...

me encantó eso de lo salado, me acordé tanto de las heridas de infancia -las de las rodillas, claro- que para otras costras un buen psiquiatra

diciembre 06, 2005 4:07 p. m.

 

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