hombre solo en viaje, capítulo 1

Esto es así. Un hombre solo conversa diariamente con quien debiéramos llamar: alter ego. El hombre dice estar incómodo con su soledad. Alter ego le reprocha no intentar remediar esa situación, y por el contrario, esperar que todo sea resuelto por el azar. Azar por su parte dice que está realmente sobrepasado por esta clase de individuos, léase: tipos que, como hombre solo, delegan en él la tarea de revertir su situación. Por supuesto que ni el hombre solo ni Alter ego están al tanto de lo que Azar piensa, así que podríamos claramente afirmar que este dato es una mera ilustración de nubes, un desprendible que se arrojará en el primer papelero que nuestra mente dibuje. Hombre solo, en una de estas tantas conversaciones que sostiene con Alter ego, ha insinuado la posibilidad cierta de postrarse en una cama en espera de lo que Azar decida hacer con su vida, incluso, y para darle mayor credibilidad a su deseo, ha dicho que pronto escogerá la fecha exacta en que esta espera comience a descontar minutos. Alter ego se ha visto nervioso, incapaz de dar, como en otras oportunidades, tal vez demasiadas para su gusto, considerando que nunca ha sido tomado realmente en cuenta, más que como un simple compañero de charlas, una respuesta convincente. Es así como hombre solo se prepara ya para su momento final. Ha comprado una cama grande y algunos libros, más bien muchos libros, novelas, poesía, ensayos y un enorme atlas en el que irá marcando en lápiz rojo los lugares que nunca visitará, ya sea por su inevitable viaje hacia la inercia, o bien porque realmente piensa que esos lugares no son dignos de su contemplación. Alter ego ha permanecido en silencio estos últimos días, respetuoso de la decisión de hombre solo, pero a la vez afectado por la conveniencia de la misma, alter ego entiende que este viaje a la inercia los llevará inevitablemente hacia un callejón sin salida y que sus conversaciones no serán más que un ping pong de palabras vacías.